Thursday, January 30, 2014

1, 2, 3 por mí y por todos mis compañeros!



Texto bíblico: Hechos 1. 6-9

            El libro de los Hechos de los Apóstoles es el único libro el cual no se le atribuye un autor explícito  No obstante los estudiosos sostienen que este libro es obra del Espíritu Santo a través de la pluma de Lucas, quien da termino al evangelio que lleva su nombre.

            Este libro es bastante interesante ya que encontramos temas como el inicio de la iglesia primitiva, la participación del Espíritu Santo de forma registrada, la iglesia emergente, el testimonio de hombres de Dios y también la fuerte batalla que tuvieron por predicar el evangelio del Cristo Resucitado.

            Una de las instituciones con mayor antigüedad en la sociedad a través de la historia ha sido la iglesia. Como cristianos, la consideramos como uno de los pilares fundamentales para el buen desarrollo de las naciones, y sobre todo para el desarrollo personal espiritual de cada uno de sus miembros. En otras palabras, y sin temor de equivocarnos, podríamos afirmar que la iglesia como la conocemos hoy, es la continuación de aquellos capítulos del libro de los Hechos de los Apóstoles que no se registraron en la Biblia.

            Ha habido periodos en el tiempo en los cuales la iglesia del Señor ha sido fundamental para el desarrollo de la sociedad; grandes hombres de Dios ha podido escribir un trozo en la historia. Por otro lado, también hemos podido sentir la ausencia y el silencio de la misma. Ausente de los decisiones del Estado, del vecindario, de la vida cotidiana.

            La tarea que Jesús les había encomendado a los apóstoles era de gran envergadura. Para llevar a cabo esto, los apóstoles en primer lugar debían ser revestidos del Espíritu Santo. Este poder trae consigo valor, entrega, confianza, conocimiento, habilidad y autoridad – de Dios… siempre de Dios. Sin estos elementos es casi imposible embarcarse en la tarea de extender el Reino de Dios.

            Cuando leemos detenidamente el versículo ocho nos podemos dar cuenta que hay un orden establecido: a) recibir poder (al Espíritu Santo), b) salir a testificar. No podemos alterar el orden ya que necesitamos el pleno respaldo del Señor para poder llevar a cabo esta misión.

            Ahora bien, esta porción bíblica nos habla en términos geográficos. En ese tiempo las distancias que se recorrían eran muy largas por cuanto no habían medios de mayor efectividad para el traslado. La gente debía tomarse un tiempo para poder llegar a sus destinos. Además el mundo, y seamos honestos, ¿cuánto se sabía de una geografía total de toda la tierra? – Sin embargo hoy contamos con las herramientas necesarias para llegar a cualquier punto del globo. Contamos con un transporte aéreo que acorta los tiempos de viajes de gran manera.

            Entonces, una pregunta se me viene a la cabeza respecto a estos versículos, y por favor, consideren que no soy un exegeta: ¿Qué ocurriría – nótese el tiempo verbal en condicional – si el mensaje ya no solamente se refiera al aspecto geográfico, sino que también podría abarcar, digamos un aspecto social? Es probable que haya un “último de la tierra” que no hayamos considerado fielmente aún, y de hacerlo, solamente lo hemos hecho desde la superficie. Es probable que ahora “lo último de la tierra” sea social, sea el vecindario, sean los rechazados, sean los desposeídos, sean todos aquellos que se consideren inalcanzables para nosotros. Homosexuales (?), ladrones (?), drogadictos (?), las prostitutas (?), los asesinos (?), los sidosos (?), los políticos (?)… sí, incluso en tu familia.

            El trabajo ha sido encomendado el pueblo de Dios. Sin embargo, el pueblo de Dios ha estado haciendo un reposo en los templos. Estamos cómodos solamente asistiendo de los cultos, a los conciertos cristianos, y simplemente nos hemos sumergido en una subcultura cristiana que se aleja del propósito de Dios. La iglesia no solamente existe para el beneficio de la iglesia misma. Su primordial preocupación está afuera del templo. Es probable que muchos de los que criticamos porque “se están perdiendo” sea por que la iglesia los pierde a ellos.

            Tenemos la gran urgencia de ser una iglesia relevante, tanto para la familia, el trabajo, y en cada comunidad donde hayamos sido plantados. Estamos en la urgente necesidad de ser una iglesia que responda a las necesidades culturales, artísticas, gubernamentales, entre muchas otras.


            Necesitamos ser una iglesia sanada del miedo de ir al mundo, de estar afuera simplemente, para abrazar a aquellos por los cuales Cristo dio su vida.

Tuesday, January 28, 2014

¿Puedo ver su pasaporte?


 El evangelio de Jesús no tiene fronteras

Lectura bíblica: San Juan 4. 1-10



Recuerdo mis días en Nueva York. Todo era novedoso. El nombre de las calles, el paisaje, el nombre de los edificios. Conocía el lenguaje, pero no era MI LENGUAJE.

El sentido de “EXTRANJERÍA” se puede sentir en círculos más cerrados. En la familia; podemos no sentirnos a gusto muchas veces en el lugar donde estamos.  También podemos sentirlo en el trabajo, simplemente no nos sentimos cómodos en el lugar donde estamos. Incluso en LA IGLESIA; nos sentimos como extranjeros cuando vemos que las relaciones están fuertemente desarrolladas, sin embargo, nosotros, hemos sido puesto al margen de la cultura.

Resulta que cuando nos encontramos en un lugar extraño para nosotros, es normal observar comportamientos, hábitos y tradiciones de lugareños que son del lugar, y que para nosotros son completamente anómalos. No los comprendemos. En otras palabras, nos sentimos a una gran distancia de ellos; a pesar de que estemos al lado de ellos.

        Samaria era el nombre para la provincia y también para la ciudad capital. Este territorio separaba JUDEA de GALILEA. El amargo antagonismo entre judíos y samaritanos se intensifico cuando Asiria tomó posesión de Samaria, deportando grandes números de los habitantes y reemplazándolos con paganos de todo su imperio, que traían nuevas costumbres, nuevos dioses, y con ellos una nueva raza. De los cuales surge una raza de judíos mestizos, quienes no eran aceptados por la raza pura de judíos.

            Llamar a alguien “SAMARITANO” era una muestra de desprecio. Ellos eran considerados los “extranjeros” por los judíos. Así, podemos notar la ironía utilizada por Jesús cuando enseña acerca del “buen samaritano”. Juego de palabras que escandalizó a los fariseos por cuanto fueron puestos en un nivel inferior, al no querer desarrollar una acción social para con los necesitados.

            La mujer samaritana entendía muy bien con quién estaba tratando. Sabía lo que Jesús en su “judaísmo” podría estar pensando, sin embargo, ignoraba lo que Jesús en su DIVINIDAD realmente estaba pensando.
           
            Básicamente Jesús tenía tres razones para no hablarle a la mujer: a) era samaritana, miembro de una raza impura ante los ojos de los judíos; b) tenía una mala reputación, por eso fue al medio día a buscar agua;  y por ultimo c) estaba en un lugar publico. Ni un judío le hablaría, nadie habría querido compartir una palabra con aquella mujer, a nadie le habría gustado haber sido identificado con esta mujer… pero Jesús es distinto.

            ¿Qué nos quiso decir el Señor al actuar de esta manera? à a) el evangelio es para todos, sin importar nada; b) debemos estar preparados para extender el Reino de Dios a todas las personas; c) no hay fronteras que nos detengan.


 Jesús ha pedido a una mujer samaritana un favor, pero está dispuesto a corresponder con otro favor de mucha mayor envergadura. Jesús se muestra independiente de la enemistad que existe entre Samaria y Judea; no reconoce las divisiones causadas por las diferencias religiosas y políticas. Ofrece algo que las supera, el don de Dios que no hace distinción entre los humanos. Ese don es Jesús mismo, manantial de vida, que es capaz de dar AGUA VIVA, fresca y corriente.

La Biblia nos dice: Por lo tanto, recuerden ustedes los *gentiles de nacimiento —los que son llamados «incircuncisos» por aquellos que se llaman «de la *circuncisión», la cual se hace en el cuerpo por mano humana—, recuerden que en ese entonces ustedes ESTABAN SEPARADOS DE CRISTO, excluidos de la ciudadanía de Israel y AJENOS a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.  Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, DIOS LOS HA ACERCADO mediante la sangre de Cristo (Efesios 2. 11-13).

En el aspecto espiritual, nosotros compartíamos algunas de las características de la mujer samaritana. También tendríamos que haber sido despreciados por Dios, por cuanto somos humanos; caídos, pecadores, y con la única esperanza de recibir la furia y el castigo de un Dios Santo. Sin embargo, y por otro lado, también compartimos el asombro y la sorpresa de ver que alguien se nos haya acercado para ofrecernos agua; para ofrecernos salvación mediante un nuevo pacto. Y hoy, hacemos nuestra la esperanza de Hebreos 4.16 àAsí que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.”
            El Señor es sol y escudo;
    Dios nos concede honor y gloria.
El Señor brinda generosamente su bondad
    a los que se conducen sin tacha” (Salmos 84.11).
            Hoy contamos con la gracia de Dios que ha sido entregada en generosidad para todo aquel que la quiera recibir. Somos privilegiados de haber recibido el agua que da vida. Pero el REAL PRIVILEGIO es haber sido sorprendidos por un Dios que quiere formar una relación con nosotros, y que se da a si mismo, sin medida, para salvación de nuestras almas. Porque el evangelio no se trata de la oveja perdida, sino del pastor que estuvo dispuesto a recorrer caminos peligrosos.
            ¿Qué tan distantes nos sentimos de Dios? à muchas veces nuestros pecados nos van alejando de Dios. Sin embargo, es necesario que volvamos a un arrepentimiento serio, que sea capaz de mover el corazón de Dios, para que la barrera que nos separaba, sea derribada, de modo que podamos formar una relación con Dios.
            El evangelio vino a derribar barreras. No hay fronteras para el Espíritu Santo.
            ¿Cuánto teníamos de la mujer samaritana? Mucho, sin embargo compartimos el hecho de que Jesús vino a derribar barreras: las sociales y las espirituales. No teníamos derecho a acceder al beneficio de salvación, sin embargo Jesús viene hacia nosotros, cada día para ofrecernos agua.
            Jesús no conoce barreras para extender su amor y su gracia.