Pasaje
bíblico: San Mateo 6. 5-15
La
gran mayoría de las relaciones constan de al menos dos partes. Entendemos que
el ser humano simplemente no puede ser un ser aislado ya que, fue creado por
Dios para entablar relaciones con los de su misma especie; incluso con seres
que no son de su especie, como por ejemplo el caso de las mascotas.
En
este contexto de las relaciones es fundamental la comunicación, la buena
comunicación. Sin comunicación no hay relación. Esto se grafica en las
relaciones de pareja, en las de amistad, en las laborales, en las eclesiásticas
y para todo orden de cosas. Muchas veces los proyectos que se piensan realizar,
no se pueden concretar debido a una carencia de buena comunicación. Entonces,
debemos convenir que, el que no se comunica no se relaciona.
Para
Dios esto no es diferente. La Iglesia de Jesucristo debe buscar constantemente
estar comunicados con el Dios Trino, y uno de los canales fundamentales para
que esto se lleve a cabo es la oración de fe. Jesucristo sabía muy bien que no
podía estar con sus compañeros durante mucho tiempo más, y por eso tuvo un
sentido de urgencia de dejarles al menos un modelo mediante el cual poder
comunicarse con el cielo. Por otro lado, era necesario que los discípulos comenzaran
a crecer espiritualmente, para que supieran cómo desenvolverse cuando Jesús ya
no estuviera con ellos.
Un
modelo muy arraizado en ellos de oración era el modelo que habían propuesto los
fariseos hasta ese momento. En realidad eran oraciones pre-fabricadas, un
discurso ya sabido, una repetición vana de palabras… verborrea, simplemente.
Mucha religión, cero relación. Así que, Jesús, desafiando nuevamente la
cultura, les dejo un modelo que goza de las bondades de tener una relación con
el Padre Celestial. Un modelo más profundo, más intimo, con mayor relación, un
modelo que los hiciera más responsables con el Padre.
No
obstante vienen las siguientes preguntas: ¿Por qué es necesario orar?, ¿cuál
debería ser nuestra actitud al orar?, ¿de qué forma debemos orar?, ¿qué nos
dice la Sagrada Revelación en relación a la oración?, ¿cuáles son sus
beneficios?
La
oración es el medio por el cual nos comunicamos con Dios. Sin ella, comenzamos
a enfriar nuestra relación, debido a que estamos privando a Dios de tener
acceso a nuestros corazones. Cuando dejamos de orar, comenzamos a desconocer y
ser desconocidos para Dios. Sin embargo, encontramos el consuelo en las
palabras de Santiago que nos dice: “¿Está
alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante
alabanzas” (Santiago 5.13).
Somos personas que tienen dudas, problemas y temores; eso no
está en duda. No obstante, todo se hace mucho más llevadero cuando tenemos
alguien con quien compartir nuestra desventura, y alegría también, ¿por qué
todo tiene que ser siempre malo, cierto? Es en ese espíritu, que el Parakletos
nos impulsa a seguir adelante, en una relación abierta, honesta y en confianza
con Dios (Romanos 8.26)
Cuando
comenzamos a tomar responsabilidad con respecto a la oración, Dios comienza a
proveer lo que necesitamos espiritualmente: consuelo, fuerza, luz, vida, entre
muchas otras bondades. La oración se hace necesaria para que la relación que
tenemos con Dios no se vea afectada.
Además,
cuando oramos, no nos estamos comunicando con cualquier persona: sino que con
el Dios mismo, el Señor regidor del universo. Por lo tanto, nuestra actitud
debe mostrar seriedad, confianza, sagrada. Una actitud humilde es lo que se
necesita para impactar el corazón de Dios. La humildad nos enseña a reconocer
que tenemos una necesidad continua de Dios. En cada oración, en cada suplica,
en cada plegaria, debemos dar a entender que sin Dios no somos nada.
Asimismo,
la gratitud es pilar básico en el encuentro con nuestro Salvador. Aquí se
mezcla la humildad con la sumisión. Humildad, porque al reconocer nuestra
necesidad de Dios, Él se compadece de nosotros y nos da la seguridad de su
fidelidad a las promesas que nos ha dado. Y gratitud, por cuanto sabemos que Su
voluntad es mucho mejor que lo que nosotros podemos esperar. Buscar los sueños
de Dios es mucho mejor que perseguir los nuestros.
Adicionalmente,
el estado de nuestro corazón no puede ser pasado por alto. La simpleza de
nuestro corazón afecta la relación. ¿Hay alguna cosa que podemos ocultar a los
ojos de Dios? Absolutamente no. Entonces, el tratar de ser lo más simple
posible en nuestra oración, trae transparencia a la relación con Dios. Las
oraciones simples (pero no simplistas, eso es otra cosa), honestas, abiertas,
con un corazón que tiene el intimo deseo de realmente encontrarse con Dios, son
de mucha importancia y de gran beneficio para conocer más profundamente a Dios.
La
Biblia nos invita a orar. Versículos bíblicos que nos respaldan son como por
ejemplo 1º Crónicas 16.11 / San Mateo 7.7 / San Mateo 26.41 / San Juan 16.24 /
Efesios 6.18 / 1º Tesalonicenses 5.17 / Santiago 5.13
Los
beneficios de la oración son incontables. Nuestra salud espiritual mejora,
podemos aprender mucho más de Dios, podemos comenzar a entablar una relación de
amistad con el Espíritu Santo, tenemos acceso de los misterios de Dios
revelados a través de su Santa Palabra, entre muchos otros.
La
oración es un bien preciado dado a los hombres por Jesucristo. El Reino de Dios
busca comunicarse, entablar relaciones de amistad y compañerismo.