Friday, February 28, 2014

3 Cosas que los cristianos deberían dejar de hacer en las redes sociales




1          1. Hacer públicamente notorios los pecados y las fallas de otras personas.

No es asunto tuyo hacer notar los pecados y las fallas de otras personas, especialmente en publico. Los cristianos ya tienen una mala reputación en la tierra del juicio, y lo ultimo que necesitamos es alguien que nos confronte vía Twitter o Facebook. Si tú estás haciendo tal cosa, por favor, encuentra haz click en la función “desactivar” muchas veces.
 
Si realmente consideras esto importante, llámalos por teléfono, mándales un mensaje, o por último dales un inbox. Haznos a todos un favor y pon fin a tu “juicio social”. No hay necesidad en avergonzar a alguien por algún asunto que probablemente tú también estés practicando.

2          2. Explicar doctrinas teológicas en 140 caracteres o menos.

La teología es un estudio que no es simplemente para parafrasearlo, aminorarlo, o explicarlo parcialmente. Toma un tiempo para escribir un blog o crear un podcast. No trates de manipular la doctrina bíblica de forma que sea entregada en 140 caracteres o menos. La Palabra de Dios se merece ser digerida, elaborada, y explicada en diversidad de palabras. Nuggets de verdades parciales jamás será mejor más satisfactorio que el plato completo.

3          3. Involucrarse en discusiones a través de Facebook o Twitter.

Nadie quiere ver dramas aparecer en sus pantallas de inicio. Quiero decir que, estoy seguro que probablemente ellos justo estén esperando un round de boxeo muy cómodamente sentados. La madurez juega un rol fundamental en las redes sociales. Entonces, si te dices ser cristiano, entonces tú mismo evita el drama, las discusiones, y las contiendas. Lo ultimo que alguien desea de un cristiano es discutir escondidos en la comodidad de sus pantallas. No merece tu tiempo, y nadie está interesado en verlo.



      *Texto original: 3 Things christians should stop doing on social media
     * *Autor original: Jarrid Wilson

    **** Traducción: Sebastian Contreras Aranda

Monday, February 24, 2014

El que no llora no mama



Pasaje bíblico: San Mateo 6. 5-15

            La gran mayoría de las relaciones constan de al menos dos partes. Entendemos que el ser humano simplemente no puede ser un ser aislado ya que, fue creado por Dios para entablar relaciones con los de su misma especie; incluso con seres que no son de su especie, como por ejemplo el caso de las mascotas.

            En este contexto de las relaciones es fundamental la comunicación, la buena comunicación. Sin comunicación no hay relación. Esto se grafica en las relaciones de pareja, en las de amistad, en las laborales, en las eclesiásticas y para todo orden de cosas. Muchas veces los proyectos que se piensan realizar, no se pueden concretar debido a una carencia de buena comunicación. Entonces, debemos convenir que, el que no se comunica no se relaciona.

            Para Dios esto no es diferente. La Iglesia de Jesucristo debe buscar constantemente estar comunicados con el Dios Trino, y uno de los canales fundamentales para que esto se lleve a cabo es la oración de fe. Jesucristo sabía muy bien que no podía estar con sus compañeros durante mucho tiempo más, y por eso tuvo un sentido de urgencia de dejarles al menos un modelo mediante el cual poder comunicarse con el cielo. Por otro lado, era necesario que los discípulos comenzaran a crecer espiritualmente, para que supieran cómo desenvolverse cuando Jesús ya no estuviera con ellos.

            Un modelo muy arraizado en ellos de oración era el modelo que habían propuesto los fariseos hasta ese momento. En realidad eran oraciones pre-fabricadas, un discurso ya sabido, una repetición vana de palabras… verborrea, simplemente. Mucha religión, cero relación. Así que, Jesús, desafiando nuevamente la cultura, les dejo un modelo que goza de las bondades de tener una relación con el Padre Celestial. Un modelo más profundo, más intimo, con mayor relación, un modelo que los hiciera más responsables con el Padre.

            No obstante vienen las siguientes preguntas: ¿Por qué es necesario orar?, ¿cuál debería ser nuestra actitud al orar?, ¿de qué forma debemos orar?, ¿qué nos dice la Sagrada Revelación en relación a la oración?, ¿cuáles son sus beneficios?

            La oración es el medio por el cual nos comunicamos con Dios. Sin ella, comenzamos a enfriar nuestra relación, debido a que estamos privando a Dios de tener acceso a nuestros corazones. Cuando dejamos de orar, comenzamos a desconocer y ser desconocidos para Dios. Sin embargo, encontramos el consuelo en las palabras de Santiago que nos dice: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas” (Santiago 5.13).

            Somos personas que tienen dudas, problemas y temores; eso no está en duda. No obstante, todo se hace mucho más llevadero cuando tenemos alguien con quien compartir nuestra desventura, y alegría también, ¿por qué todo tiene que ser siempre malo, cierto? Es en ese espíritu, que el Parakletos nos impulsa a seguir adelante, en una relación abierta, honesta y en confianza con Dios (Romanos 8.26)

            Cuando comenzamos a tomar responsabilidad con respecto a la oración, Dios comienza a proveer lo que necesitamos espiritualmente: consuelo, fuerza, luz, vida, entre muchas otras bondades. La oración se hace necesaria para que la relación que tenemos con Dios no se vea afectada.

            Además, cuando oramos, no nos estamos comunicando con cualquier persona: sino que con el Dios mismo, el Señor regidor del universo. Por lo tanto, nuestra actitud debe mostrar seriedad, confianza, sagrada. Una actitud humilde es lo que se necesita para impactar el corazón de Dios. La humildad nos enseña a reconocer que tenemos una necesidad continua de Dios. En cada oración, en cada suplica, en cada plegaria, debemos dar a entender que sin Dios no somos nada.

            Asimismo, la gratitud es pilar básico en el encuentro con nuestro Salvador. Aquí se mezcla la humildad con la sumisión. Humildad, porque al reconocer nuestra necesidad de Dios, Él se compadece de nosotros y nos da la seguridad de su fidelidad a las promesas que nos ha dado. Y gratitud, por cuanto sabemos que Su voluntad es mucho mejor que lo que nosotros podemos esperar. Buscar los sueños de Dios es mucho mejor que perseguir los nuestros.

            Adicionalmente, el estado de nuestro corazón no puede ser pasado por alto. La simpleza de nuestro corazón afecta la relación. ¿Hay alguna cosa que podemos ocultar a los ojos de Dios? Absolutamente no. Entonces, el tratar de ser lo más simple posible en nuestra oración, trae transparencia a la relación con Dios. Las oraciones simples (pero no simplistas, eso es otra cosa), honestas, abiertas, con un corazón que tiene el intimo deseo de realmente encontrarse con Dios, son de mucha importancia y de gran beneficio para conocer más profundamente a Dios.

            La Biblia nos invita a orar. Versículos bíblicos que nos respaldan son como por ejemplo 1º Crónicas 16.11 / San Mateo 7.7 / San Mateo 26.41 / San Juan 16.24 / Efesios 6.18 / 1º Tesalonicenses 5.17 / Santiago 5.13

            Los beneficios de la oración son incontables. Nuestra salud espiritual mejora, podemos aprender mucho más de Dios, podemos comenzar a entablar una relación de amistad con el Espíritu Santo, tenemos acceso de los misterios de Dios revelados a través de su Santa Palabra, entre muchos otros.

            La oración es un bien preciado dado a los hombres por Jesucristo. El Reino de Dios busca comunicarse, entablar relaciones de amistad y compañerismo.



Tuesday, February 18, 2014

Aquí todo sirve!



Lectura bíblica: 2º Timoteo 2. 19-21


            En el principio el pueblo de Dios era una nación geográfica establecida. Hubo leyes que fueron dadas, costumbres, y una idiosincrasia que hacia que el pueblo de Dios se destacara por sobre los otros.

            Como toda nación constituida, Israel contaba con autoridades nacionales, las cuales desempeñaban distintas labores para el bien estar de la comunidad. Sin embargo, hoy ya no hablamos de la nación de Israel como el pueblo exclusivo de Dios, sino que ahora somos la Iglesia de Jesucristo. Y como la Iglesia de Jesucristo, le hemos reconocido como Salvador, Redentor e Intercesor ante Dios.

            La Iglesia de Jesucristo no reconoce lenguaje alguno, no reconoce cultura alguna; la gran característica que la Iglesia de Jesucristo tiene es que buscamos a Jesús cada día, y que nuestro deleite está en conocerlo y darlo a conocer. El hecho de vivir una relación con Jesucristo no queda detenido en un lugar en el tiempo, sino que es un continuo en nuestra vida.

            Al tratarse de un nuevo concepto de comunidad, la Iglesia también requiere manos dispuestas para llevar a cabo diferentes funciones para que Dios se lleve la honra y otros pueden conocerlo (Apocalipsis 14.7)

            San Pablo se esmeraba en luchar contra aquellos que insistían en hablar mentiras, cosechar contiendas y pleitos dentro de la comunidad cristiana. Algunos simplemente distorsionaban la verdad diciendo que las basas bíblicas que habían sido utilizadas en el pueblo de Dios ya no era aplicables en la vida diaria. No obstante, nosotros estamos firmes en nuestras convicciones, hoy caminamos en amor paternal, dispuestos a obedecer a Dios, por cuanto su amor ha sido grandemente derramado en nuestros corazones.

            La sólida verdad de Jesucristo nunca cambia, nunca vacila, y nunca se debilita. En el pasaje que hemos mencionado vemos cómo Pablo busca en Timoteo que sea la clase de persona apta para cualquier propósito.

            Además, en estos versículos desprendemos al menos dos ideas que no deberíamos pasar por alto: a) hay instrumentos que han sido trabajados y fabricados en oro y en plata, y b) hay instrumentos que han sido fabricados en madera y barro.


            Lo importante es entender que aquí todo sirve. Que nadie te diga que no estas apto para extender el Reino de Dios. Todos somos útiles, todos somos necesarios, todos queremos lo mismo: que la verdad de Jesucristo llegue a todos los corazones. La predicación del evangelio no esta atada a cierto grupo de personas. Dios te ha dado la posibilidad de acceder a su verdad absoluta a través de la Biblia. Todos somos sacerdotes, todos podemos predicar, todos podemos ser embajadores de Dios.

Monday, February 10, 2014

Hijos de Babel



Cristianos que manejan el idioma universal

Lectura bíblica: Hechos 8. 26-31

            Les invito a que juntos vayamos a Babel. Una torre; ¿qué tiene de malo una torre? Nada. Lo malo que tenía esta torre era el propósito por el cual había sido construida: todos se iban a LLEVAR LA HONRA, MENOS DIOS.
El resultado está más que claro à fueron confundidos en el lugar que más les dolía: la comunicación. Simplemente por el hecho de hablar idiomas distintos, y al no acceder a la COMUNICACIÓN, la torre no se pudo construir. Nadie se entendía, nadie podía… se hablaban, pero no se escuchaban.

No obstante los tiempos han cambiado. Tomemos por ejemplo la lengua inglesa.  Ahora podemos decir que el inglés puede funcionar perfectamente como cómo idioma universal. Es más, la gente que tiene la lengua inglesa como lengua nativa está muy por debajo de aquellos que hablan inglés como segundo idioma.

Sin embargo, el hecho de que podamos compartir un idioma en común no es necesariamente sinónimo de que estamos bien comunicados.

Entonces, algunas preguntas vienen inmediatamente: ¿Estamos teniendo una buena comunicación en los lugares donde Dios nos ha puesto? ¿Es nuestro testimonio delante de los hombres, un canal por el cual ellos podrían conocer a Dios? ¿Es nuestro IDIOMA LO SUFICIENTEMENTE ACCESIBLE para que otros puedan llegar al conocimiento de Dios?

          En este pasaje podemos sacar algunas lecciones: a) Felipe estaba atento a la voz de Dios; b) Felipe no tuvo temor de OBEDECER la voz del Espíritu Santo, a pesar de la incertidumbre del mandato mismo, como el padre de la fe Abraham, quien no tuvo temor al destino cuando escucho la voz de Dios para dirigirse al monte; c) no tuvo temor de ACERCARSE el Etíope; d) se interesó por la inquietud del hombre; e) tuvo la empatía suficiente como para explicarle lo que estaba leyendo y “hablar el mismo idioma”.

Pensemos por un instante el pasaje de Romanos 10.

Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: «¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas *nuevas!»
            ¿Qué podemos desprender de este pasaje? En primer lugar este pasaje nos plantea la urgencia que tiene el REINO DE DIOS para que el mensaje sea proclamado:
a) que alguien nos hable (¿Estamos nosotros realmente dispuestos a hablar?) En este sentido Calvino nos ensaña à “Ni siquiera entre los bárbaros y completamente salvajes es posible encontrar un hombre que carezca de cierto sentido religioso; y esto es debido a que TODOS NOSOTROS hemos sido creados para este fin: CONOCER LA MAJESTAD DE NUESTRO CREADOR y una vez conocida, tenerle por gran estima por encima de todo y honrarle con TEMOR, AMOR Y REVERENCIA.
b) que alguien sea enviado (¿Estamos nosotros con la disposición necesaria para ser enviados?) Marcos 16.15 “Y les dijo: vayan y prediquen el evangelio a TODA CRIATURA”. El evangelio no queda preso en las manos de unos pocos. En otras palabras TODOS somos llamados a predicarles a TODOS. “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.” (Isaías 58.1)
c) que el mensaje sea proclamado (¿Cuánto tiempo estamos invirtiendo en proclamar el mensaje de salvación?); “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (San Mateo 28.19-20)
Las cifras estadísticas sobre la población mundial y las cifras acerca de los cristianos en el mundo debe generar una actitud más decidida en pro de la evangelización de los millones y millones de personas que aún no conocen del amor de Dios. Estas personas deben oír el mensaje, pero se requiere de más mensajeros dispuestos a tomar esta responsabilidad.
d) que podamos ENTENDER el mensaje y también hacerlo entendible (¿Es nuestro mensaje ENTENDIBLE? ¿La gente se puede identificar con él?); Felipe supo hacer que un texto que hablaba de metáforas poco convencionales haya podido ser perfectamente entendible a los oídos del Etíope. En los tiempos que estamos viviendo, la sociedad grita desesperadamente “¿Y cómo podré entender, si alguno no me enseñare?"
Calvino nos dice: Tenemos, pues, que detenernos en la Palabra de Dios que nos describe a Dios de un modo perfecto en sus obras. En ella se juzgan sus obras nos según la perversidad de nuestro juicio, sino según la regla de la eterna verdad. Allí aprendemos que nuestro único y eterno es el origen y la fuente de toda vida, justicia, sabiduría, poder, bondad y clemencia; que de Él procede, sin excepción alguna, todo bien; y que, por consiguiente, a Él se debe con justicia toda alabanza.
e) y que puedan creer el mensaje (¿Está la gente creyendo en Dios a través de nuestro mensaje? ¿de nuestro testimonio?). Es imperativo que nuestra teoría cristiana pueda hacer armonía con nuestra forma de vida. Cristianos de buen testimonio, que pueda lograr que la sociedad reconozca que realmente Cristo es bueno, y que es capaz de transformar la vida del hombre.
Felipe fue sensible a la voz de Dios. Aunque no sabía lo que tenia que hacer, el Espíritu Santo de Dios lo guío en la aventura de la predicación. Tenemos un llamado real a formar un dialogo con los no-creyentes. ¿Estamos llevando una comunicación con aquellos que no han recibido el evangelio?

Ahora bien, ¿estamos dispuestos NOSOTROS a ser los mensajeros del Reino de Dios? Todos somos parte de esta responsabilidad. Callar el evangelio es un error que debemos remediar ahora. Es probable que la única Biblia que lean los que no creen en Dios seamos nosotros mismos. Hablemos el lenguaje universal del evangelio.